SZYMON NOWAK
Enero de 1945. Hay 4.800 prisioneros en Auschwitz-Birkenau. Sus condiciones de degradación física no permiten enviarlos al oeste para retornarlos luego a sus lugares de origen. Las tropas soviéticas irrumpen entonces a tal velocidad en el campo de exterminio que los hombres de las SS solo consiguen volar parte de las cámaras de gas y matar a un puñado de supervivientes para no dejar testigos de lo que allí sucedía. El 5 de febrero Józef Bellert, con un grupo de unos treinta médicos y enfermeros de Cracovia, se encamina a Auschwitz. Durante ocho meses, el doctor Bellert dirige el que muy probablemente fue el hospital de campaña más grande de Europa. A pesar de la falta de alcantarillado y la escasez de agua, alimentos y medicinas, Bellert y sus asistentes dedicaron todos sus esfuerzos a los presos liberados. ¡Son cerca de 5.000 hombres desahuciados para la vida! Los pacientes pesan entre 25 y 30 kilos. Sufren de fiebre tifoidea y tuberculosis, diarrea por hambre, edemas y escaras en su piel. Además de las enfermedades, Bellert debe hacer frente al temor de un montón de hombres y mujeres que se aterrorizan ant